domingo, 13 de diciembre de 2015

Andrés Espinoza, los mercados y el futuro que amanece....

Se llama Andrés Espinoza y es un hombre realmente apasionado.  Le apasiona el trabajo, la música y la comunicación con las personas, y destaca en todo ello con la energía sobresaliente de la que hace derroche permanente.  Pero hay en él una pasión mas poderosa y absorbente: Es un enamorado incondicional de San Salvador.  Y como todo enamorado, sufre junto a la ciudad de sus angustias y de sus problemas, de su permanente ausencia de soluciones y de su maraña incomprensible de tormentos urbanos. 

Pero Andrés Espinoza tiene respuestas, soluciones, y proyectos, frutos lógicos de años de estudio y dedicación a la problemática dolorosa de la Capital. Sabe qué hacer y lo ha predicado por todos lados y en todas las tribunas. Muy poco escuchado, muchísimo menos atendido. Los pueblos tercermundistas están siempre listos para agredir a sus profetas, aunque profeticen un mejor futuro, porque muchas veces también denuncian los errores cometidos y desentierran cadáveres malolientes.

Ahora se le ha confiado la conducción del Sistema de Mercados de San Salvador, y se  ha vuelto a enamorar. Aunque ha encontrado los mismos difíciles problemas y las mismas ausentes soluciones, ya comenzó a soñar, a planificar a trabajar.  Y ya tiene mucho qué decir, y cuando plantea sus visiones de renovación y cambio, brillan sus ojos y explotan sus ideas. A veces lógicas, a veces idealistas, pero todas con su energía, que quizá es el motor necesario que impulsará el gran cambio.

Nosotros, los que le conocemos de siempre, somos irremediablemente contagiados de su entusiasmo, y no tenemos más opción que el seguirle y apoyarle, porque la grandeza de los Reformadores es también su capacidad de trasmitir sus sueños a los que le siguen.

El Sistema de Mercados de San Salvador está en buenas manos y el Gerente General Andrés Espinoza, y su equipo: la Lic. Tatiana y la siempre activa Lic. Dina López, son la garantía clara que se está caminando por el camino correcto, por la repuesta necesaria que los mercados de San Salvador esperaban.