lunes, 14 de marzo de 2011

Y ahora, ¿Para que sirve el Alcalde?

Con su lógica implacable, Schafick nos dió una lección de ordenamiento que dieciocho años después está demostrando su valor y su verdad. Era 1993, y Schafick era candidato a la Alcaldía de San Salvador con pocas oportunidades de triunfo dado el férreo control del sistema electoral impuesto por Arena. La Pequeña Empresa, en su primer evento de apoyo al FMLN, en base a su Alianza Político-electoral, le ofrecía un desayuno en el Hotel Alameda, y uno de los asistentes le hizo una pregunta, quizá con un poquito de mala intención: ¿Como hará para quitar la ventas ambulantes del centro de San Salvador? "No he estudiado el tema a fondo-contestó-pero la verdad es que los vendedores van detrás de la gente y la gente va detrás de los buses. Por lo tanto, sacando los buses del centro, también se salen los vendedores."

Hoy, que somos espectadores atentos a un gran esfuerzo de ordenamiento diseñado y desarrollado por el Gobierno Central, al mismo tiempo de felicitar y reconocer la oportunidad y la eficiencia del Proyecto, también aprovechamos para recordar al Líder, cuya voz todavía seguimos.

Y esto nos lleva a otra reflección: el actual alcalde no ha hecho mas que tratar de continuar, muy débilmente, lo obra comenzada por el anterior Concejo Municipal: las Campañas de Salud, las vedas de armas, las ciclovías, los eventos artísticos y deportivos, la enseñanza de artes y oficios y la Seguridad ciudadana; y ha fracasado miserablemente en los proyectos para las comunidades y los mercados, y ya quisieran exhibir algo como la obra monumental desarrollada en todo San Salvador por la UEPAC bajo la dirección del Ingeniero Francisco José Gomez.

Lo único que le quedaba intentar era el ordenamiento del Centro, y comenzó con pequeñas y torpes acciones de desalojo en la periferia, sin atreverse a entrarle al Centro Histórico, que es donde truenan los cacahuates. Pero el Gobierno Central, sin mucho hablar, ha desencadenado una acción que va a transformar, quizá para siempre, la cara de San Salvador.

Entonces, ante esta nueva realidad solo queda preguntarnos: "Y ahora, para que sirve el Alcalde?"